Código Frieda

About the Book

Frida Kahlo y Miguel N. Lira se encuentran en la Escuela Nacional Preparatoria en el año de 1920. Son flechados por Cupido, el dios romano del amor erótico y se enamoran profundamente, comenzando un noviazgo que termina hasta la muerte de Frida el 13 de julio de 1954. Ese amor del que Lira escribió en su Diario “su primer lance sentimental”, pronto se desvanece y se transforma en un amor espiritual al que el poeta lo nombra “cariño”. Antes de nacer Frida, su madre tuvo un niño hombre que murió al poco tiempo de nacer; a este niño, Frida lo identifica y lo ama en la persona del poeta Miguel N. Lira, su “hermanito”; al poeta le sucede lo mismo y comienza a mirar y tratar a Frida como su hermanita niña, a quien hay que cuidar y dejarle hacer sus travesuras. Apareció en ellos Alejandro Gómez Arias formando un triduo: “Uno en tres y tres en uno”. El poeta le enseña a su hermanita a dibujar y a pintar; en los primeros años van a pintar juntos algunas de las obras atribuidas a Frida, y en algún caso, lo va a pintar Miguel y Frida a firmar. Se esconde en un código, en el misterio, la obra pictórica de Frida Kahlo, para darse a conocer después del año 2007, que es de lo que trata este libro.

About the Author

Rubén García Badillo, sacerdote católico, predicador carismático. Nací el 3 de marzo de 1933, de origen campesino, en Tlaxcala, México. A los once años emigré a la Ciudad de México en busca de trabajo. Conocí a gente importante. En 1948 terminé la instrucción primaria, en una nocturna para obreros. En enero de 1949 conocí a Frida Kahlo, de quien me enamoré, y cuyo enamoramiento fue el comienzo en mi vida, de muchos enigmas. En 1950 comencé a trabajar con los arquitectos Gustavo Saavedra y Juan O’ Gorman, amigos de Frida. El martes 13 de julio de 1954, Frida va a despedirse de mí y me regala la fotografía de Dora Maar en cuarta dimensión, firmado por Pablo Picasso, en 1939, y cuyo boceto original lo recibo como regalo en 1970. En esa fotografía aparece también Frida, una nave ultraterrestre y otros grandes artistas, también en cuarta dimensión. Yo trabajaba en el Casco de Santo Tomás, del Politécnico Nacional. En 1955, absurdamente presenté mi renuncia a Gustavo Saavedra. Regresé a Tlaxcala, donde conocí al poeta, el “Cachucha” Miguel N. Lira, maestro, compañero, “hermanito” de Frida Kahlo.