Balada Sonámbula
Memorias de La Revolución
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ENERO 12 DE 1959
En la madrugada del 12 de enero, en un remoto lugar en el Valle de San Juan, en la Provincia de Oriente, doce Officiales del Ejército Revolucionario, vistiendo el uniforme de campaña verde olivo del nuevo ejército, están sentados a una larga mesa rústica. Varias fogatas alumbran la escena.
Raúl Castro preside el “Tribunal del Pueblo.” Lleva su rala e inconfundible “cola de caballo” y una barba igualmente despoblada. Alfredo y Pablo están sentados a cada lado de Raúl.
71 Prisioneros, con grilletes y esposas, vistiendo los uniformes color caqui del Ejército de Batista están de pie, aterrorizados, de espaldas a una ancha y profunda zanja de unos 40 o 50 metros de largo.
ALFREDO.- Yo no estoy de acuerdo con esto, Raúl. Son prisioneros de guerra.
RAÚL CASTRO.- ¿Y qué? Esas son pamplinas.
ALFREDO.- No les hemos dado abogados que les representen legalmente. ¡No hay testigos de que hayan cometido crímenes tampoco! ¡Son soldados de un ejército derrotado; eso es todo!
RAÚL CASTRO.- (arrogante) Éste es un período especial. Acostúmbrate a esa idea, Alfredo. (a los condenados) En nombre del Gobierno Revolucionario, nosotros, como Tribunal del Pueblo les condenamos a muerte.
ALFREDO.- (en un susurro, a Raúl) De acuerdo con la Convención de Ginebra, no podemos—
OFICIAL PRISIONERO.- Pedimos representación legal ¡Somos soldados, no criminales!
RAÚL CASTRO.- ¡Si fueron parte del ejército de Batista, son unos criminales! ¡Nosotros somos la ley! No merecen ni tendrán otra representación.
PABLO.- Estoy de acuerdo con Raúl.
ALFREDO.- ¡Yo no! ¡Esto es terrible e ilegal! Quiero que mi objeción aparezca en el acta.
RAÚL CASTRO.- Aparecerá. Un día puedes arrepentirte de ello. ¡Pelotón! ¡Formen!
El pelotón de fusilamiento se coloca frente a los prisioneros. El resto de los soldados revolucionarios que comanda Raúl castro, acostumbrados a los arrebatos de ira y arrogancia de Raúl, y a los incontables fusilamientos que éste ordenó en la Sierra Cristal que comandaba, contemplan la escena indiferentes. Los condenados están de pie, de espaldas a la fosa abierta de antemano.
OFICIAL PRISIONERO.- ¡ Ustedes son los criminales! ¡Asesinos!
RAÚL CASTRO.- ¡Atención!
ALFREDO.- ¡Detén la ejecución, Raúl!
RAÚL CASTRO.- ¡Apunten!... ¡Fuego!
Los cuerpos de los ejecutados caen a tierra. Un fotógrafo toma fotos de la ejecución.
Alfredo, profundamente afectado y en desacuerdo con aquel acto ilegal y brutal, se levanta alejándose disgustado de la mesa del Tribunal.
Los hombres del pelotón arrastran los cuerpos que no cayeron a la fosa común y los dejan caer en la zanja. Un “bulldozer” cubre con tierra los cadáveres de los enterrados en masa y la aplana sobre los cadáveres.
***
Un Capitán del Ejército Revolucionario, con la consabida barba copiosa y la descuidada cabellera hasta los hombros, llega a la puerta de una casa de campo limpia y bien cuidada aunque sin lujo.
El Campesino, el mismo hombre que estaba escuchando con su familia el pronunciamiento de Fidel Castro por onda corta sobre la Reforma Agraria desde La Sierra, saluda al Capitán.
CAMPESINO.- ¿En qué puedo servirle, Capitán?
CAPITÁN.- Estamos aquí con órdenes de confiscar su propiedad.
CAMPESINO.- ¿Qué está diciendo?
CAPITÁN.- ¿Ha oído de la Reforma Agraria?
CAMPESINO.- Mi propiedad no es suficientemente grande para ser confiscada. Tengo unas cuantas hectáreas y las trabajamos entre mi hijo y yo. No somos latifundistas ni tenemos tierras baldías.
CAPITÁN.- No importa. Todas las tierras van a ser confiscadas por el gobierno. Usted puede quedarse aquí, trabajar la tierra y recibir un salario.
CAMPESINO.- ¡Esta tierra y esta casa son mías! Tengo los papeles para probarlo. ¡Fueron de mi abuelo y de mi padre y pagamos por ellas con nuestro trabajo y nuestro sudor!
CAPITÁN.- Yo sigo las órdenes que me dan.
El hijo del Campesino llega corriendo a caballo.
HIJO DEL CAMPESINO.- ¡Papá! ¡Estos bestias están asando el toro nuevo! Traté de detenerlos pero—
CAMPESINO.- (interrumpiéndolo, furioso) Ese toro me costó una fortuna. Nos hemos sacrificado y privado de muchas cosas para comprarlo. ¡Es un toro padre de raza! ¡Un semental valioso!
CAPITÁN .- Le diré a los muchachos que le den un buen pedazo de carne.
CAMPESINO.- ¡Yo no quiero carne, idiota! ¡Esto no es lo que Fidel prometió desde La Sierra! Yo lo oía todas las noches y creí en él. Hasta compré bonos para ayudar la Revolución. ¡Lárguense de mi tierra! ¡Lárguense!
La esposa del campesino sale de la casa, preocupada al ver y oír cómo sube de tono la discusión acalorada entre los hombres. CAPITÁN.- ¡Déjese de eso, compañero! ¡Cálmese!
El Capitán se vuelve y comienza a caminar en dirección a sus hombres y la parrillada en que están asando el toro semental.
El CAMPESINO entra a la casa y vuelve a salir inmediatamente con un rifle en sus
Manos. Dispara una bala al aire para advertir a su adversario de que salga de su propiedad.
CAMPESINO.- ¡Le he dicho que se vayan de mi tierra!
El Capitán se vuelve, revolver en mano, y le dispara al Campesino dándole un tiro en el pecho. El Campesino cae a tierra muerto. Su hijo toma el rifle y le dispara al Capitán pero no da en el blanco.
El Capitán dispara de nuevo, esta vez contra el hijo del Campesino, matándolo también. La esposa del Campesino grita y llora enloquecida ante la muerte de su esposo e hijo.
***
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About the Book
Historia de un amor extraordinario, de intenso idealismo, coraje y traiciones maquiavélicas, contra el fondo histórico y turbulento de finales del gobierno de Batista y los tres primeros años del de Fidel Castro. Además de éstos, participan en la trama, “Che” Guevara y otros revolucionarios como Comandantes Huber Matos y Camilo Cienfuegos, que resultan víctimas del egocentrismo castrista. Un extraordinario “personaje” fundamental, es La Revolución, haciendo de esta obra un documental histórico que traza su trayectoria, mezclando personajes ficticios y reales que reflejan total y realmente lo ocurrido.
La trama incluye: el histórico ataque al Palacio Presidencial durante Batista. Echeverría. Castro en La Sierra. Triunfo revolucionario. Ejecuciones en masa. Las Reformas Agraria, Monetaria, y Urbana. Incautaciones de negocios, bancos, universidades, hospitales, hogares y toda propiedad privada. Movimientos clandestinos. Fracaso de la Invasión: Papel del Presidente Kennedy en ésta. La historia se materializa a través del diálogo y acción, en dramatizaciones concretas que muestran—sin proselitismo ni exageraciones—lo ocurrido y el impacto de los cambios impuestos por las Reformas Revolucionarias en los ciudadanos y la nación.
El libro contiene fotos de algunos de los héroes principales del MRR--el Movimiento clandestino más poderoso y grande de la lucha anticastrista en esa época--y de algunos de los heroicos participantes y jefes de la Brigada 2506 que lucharon por liberar a Cuba del tiránico gobierno comunista en escenas que reflejan porqué fracasó su intento liberador.
Paralelamente se desarrolla la intensa historia de amor de María y Alfredo, quienes encarnan las motivaciones, acciones y sentimientos de cientos de miles de seres humanos, hombres y mujeres, que participaron valientemente en la lucha clandestina y arriesgaron sus vidas movidos por la causa común de liberar a Cuba. Alfredo y María creyeron, como cientos de miles de otros ciudadanos, en Castro y sus promesas de una Revolución justa. Alfredo se unió a éste en la Sierra, alcanzando el rango de comandante. Desencantados al ver la realidad, una vez que Castro se nombró Primer Ministro, destituyó al Presidente Urrutia, traicionó sus promesas de justicia y libertad, e implantó una férrea dictadura, Alfredo y María se unieron nuevamente a la lucha clandestina, con el heroico Manolín Guillot—personaje real a quien este libro está dedicado, figura inconmensurable, Jefe de Inteligencia del Movimiento MRR y Jefe Coordinador de Inteligencia del Frente Revolucionario Democrático, organización que aglutinaba los diferentes Movimientos Clandestinos en la lucha anti castrista, posiciones que Guillot ocupó en su lucha por la libertad de Cuba, hasta su fusilamiento en Agosto 30 de 1962, a la edad de 26 años.
Al final de la obra, inesperadamente, Castro confronta a Alfredo en su mazmorra y los dos personajes se revelan en toda su magnitud, en un fascinante intercambio de ideas, en que nos asomamos al mundo interior que motiva y guía la conducta de los dos.
ELOGIOS SOBRE “BALADA SONÁMBULA”
(En esta historia de amor) “... el acierto de Yolanda Ortal consiste en la perfecta mezcla que logra de los personajes de ficción, verdaderos arquetipos de la juventud idealista cubana de esa época, con los personajes reales que participan en los sucesos históricos escenificados.
--Julio E. Hernández Miyares, Ph.D., Profesor Emérito
The City University of New York/Kingsborough College
BALADA SONÁMBULA, es una obra que más que una narrativa tradicional, más que una colección de relatos, más que un manual de historia al estílo académico, es una fuente viva de la historia. El novel uso del diálogo por Yolanda Ortal Miranda, y su experiencia como miembro del Movimiento clandestino MRR en la época que reproduce este guión, da más fuerza y verismo al relato.
--José Duarte Oropesa, Historiólogo
Author de, Historiología Cubana, en cinco Volúmenes
“Yolanda Ortal Miranda ha sabido rehacer la historia en la que también ella dejó sus huellas, sentimientos y amores.”... “En verdad que las descripciones y diálogos de este guión merecerían ser traducidos al mundo de la pantalla.”
--Dr. José Ignacio Rasco
Fundador del Movimiento Demócrata Cristiano, (MDC)
About the Author
Yolanda Ortal Miranda, nació en Encrucijada, Las Villas, Cuba. Graduada de la escuela de Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana, continuó especializándose en Literatura Española e Hispanoamericana en State University of New York en Albany. Es Profesora Emérita de The College of Saint Rose, de Albany, NY, donde enseñó literatura española e hispanoamericana y fue Jefa del Departamento de Lenguas hasta que decidió jubilarse para dedicarse enteramente a escribir. Fundó Café Teatro. Dirigió entre otras las tres tragedias de García Lorca, y sus dos obras de teatro, Un punto que se pierde en la distancia, finalista del concurso Letras de Oro, de la Universidad de Miami, y una versión teatral de Balada Sonámbula. Su novela, En Noches Sin Luna, recibió primer premio en el concurso de la Asociación de Críticos y Comentaristas de las Artes, de Miami. Su ensayo, El elemento del Tiempo en Alejo Carpentier, recibió segundo premio en el concurso del CEPI. Sus poemas, “Pisadas en el tiempo la angustia y la esperanza,” fueron finalistas en el concurso de la ciudad de Barcelona y el del CEPI en New York. Sus cuentos, Madrugada y Al filo del silencio, y sus poemas, han sido publicados en revistas y antologías nacionales e internacionales, entre ellas Agora, Profils Poétiques, Torre Tavira, Norte, y EtCaetera, y en La Última Poesía Cubana, (Hispanova). Recientemente terminó otras dos novelas, Cuando Lloran Los Delfines, e Imágenes. Ha viajado a Suramérica, Méjico, España, Europa y China. Ama la naturaleza ya sea en los valles del Yumurí y Viñales, o los bosques de Soroa en Cuba, el majestuoso Gran Cañón, la costa del Pacífico y Alaska, en los Estados Unidos, los fiords de Noruega, o Guilin y el río Li, en China. Ha sembrado árboles dondequiera que ha vivido: pinos en el noreste; magnolias, flamboyanes y palmas en La Florida.