ENSUEÑO

Transportémonos con nuestra imaginación a un lugar encantado, lleno de luz y color, donde todo es posible. Esta historia se desarrolla en un hermoso bosque, tan hermoso que ojos humanos jamás hayan visto. Tenía un encanto especial, una vegetación exuberante, llena de aromas, plantas de todas clases, rosas de todos los colores inimaginables: rojos, amarillos, anaranjados y lilas. Era un bosque increíble, pájaros de todas las especies, mariposas que revoloteaban alrededor de las flores aspirando sus deliciosos perfumes. En ese sitio tan encantador, todos eran amigos, podía sentirse el amor y la paz que todos los seres vivos que habitaban ese lugar, irradiaban. Dentro de ese bosque mágico vivía un pequeño caballito blanco que jugaba alegremente, corriendo a lo largo y a lo ancho del lugar; sus amigos eran los pájaros, los insectos, los cisnes que nadaban en un lago tan transparente que se podía ver el fondo, donde vivían hermosos pececillos dorados. Este caballito, cuyo nombre era Algodón -por el color tan blanco de su piel-, corría por el campo y platicaba alegremente con sus amigos. Era muy inquieto y parlanchín, amaba la vida y todo cuanto lo rodeaba. Su carácter tan amistoso y bondadoso le ganaba fácilmente la simpatía de todos los que compartían el bosque con él. Algodón ansiaba poder desplazarse con más facilidad de un lado a otro, pues quería conocer a todos los habitantes de ese paraíso encantado. Las horas del día se le hacían cortas, observaba a los pájaros, agitando sus alas y surcando los aires con una gracia sin igual, yendo y viniendo de un extremo al otro del bosque con una rapidez impresionante. Y él les preguntaba: - ¿será posible que me enseñen a volar? Algodón inocentemente ignoraba que solamente las aves podían hacerlo ya que ellas nacieron con esa facultad, como cada ser vivo en el mundo nace con un don específico: los peces pueden nadar y respirar bajo el agua, las aves volar y los caballos como él trotar o correr ágilmente; pues las patas de estos, que son largas y fuertes, les permiten hacerlo. Esto es asombroso, pues la naturaleza ha dotado a los seres vivos con características muy especiales y específicas para cada género, permitiéndoles realizar diferentes actividades que se complementan entre si, como si el mundo fuera un gran reloj sincronizado perfectamente para un bien común. Así pues, en este maravilloso bosque todos formaban parte de todos, unos ayudaban a otros. ¡Pero Algodón quería volar!